"Espíritu libre", "alma gitana", "nómada"... y otros tantos apelativos a lo largo de los años, sólo para dejar claro que no paras quieto (¿huyes o buscas?). No es que no eches raices, no es que no ames, no aprecies, no agradezcas: es que lo que de verdad necesitas cabe en un camión de mudanzas.
Hace ya más de quince años, alquien me dijo que yo jamás tendría una casita con una cerca blanca. Por aquel entonces, yo sólo tenía veintisiete años, todavía no había admitido quién era y sólo registré el sentido literal de sus palabras. Desde ese punto de vista, ese hombre sabio se equivocaba. No he tenido una, sino muchas.
Con el tiempo (que digan lo que digan, no lo cura todo) entendí lo que de verdad quería decir. Él había visto en mí esa semilla del cambio, esa inquietud que te empuja o que te arrastra(no me preguntes si buscas o huyes, que todavía no lo sé) y que hace que dés con tus huesos en una ciudad distinta de tanto en tanto. Y por qué no, puedes cambiar también de país.